Conoce en turismo y playas, porque visitar Olot en plan turista.

No hay que ir muy lejos para encontrar volcanes, aunque diferentes de los que imaginábamos de niños. La Garrotxa, en Girona, esconde algunos ejemplares, por suerte, dormidos y convertidos en el mareo natural de la bella comarca donde se encuentra esta población medieval. El otoño es su gran estación, tanto para descubrir sus alrededores como su casco histórico.

Olot incluye cuatro volcanes en su término municipal; uno de ellos, el Montsacopa, sirve de atalaya en medio de la ciudad. Aunque su historia se remonta al siglo XI, varios terremotos han limitado sus restos antiguos a los que se pueden ver en tomo a la calle Mayor y la iglesia del Tura. Pero lo más importante es el antiguo Hospicio, obra de Ventura Rodríguez, que hoy alberga el Museo Comarcal.

ALMA MODERNISTA

La localidad también presume de arte. La introducción en el siglo XVII de los telares despertó una gran euforia económica que se expresó a través del modernismo. Por eso, hoy aparece adornada por suntuosas casonas del siglo XVIII, como la Torres Castanys o la Vayreda.

Olot es también punto de partida para ver la región volcánica y forestal de La Garrotxa. La comarca presume de ofrecer abundante caza y una peculiar gastronomía pero, sobre todo, de ser el centro de un parque natural único: el de la Zona Volcánica de La Garrotxa , una maravilla natural que puedes descubrir a través de 28 itinerarios pedestres.

Para los paladares exquisitos, también estamos en el lugar correcto. Los amantes de la buena cocina pueden saborear desde el pescado de la costa hasta los ricos embutidos de Olot, las carnes asadas de todo tipo y unas estupendas hortalizas. Para culminar la faena, nada como unos dulces bien representados por las tortas de chicharrones y roscones de la zona de Olot. los hojaldres de Castellfullit o los buñuelos de Besalú.

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